La Caída – de Laura Corcuera

La artista y periodista española Laura Corcuera regresa de Brasil a España para estrenar en marzo su nueva performance LA CAÍDA / A QUEDA y hacer primera gira ibérica. Se trata de un trabajo artístico radicalmente original, fruto de dos años de investigación en Río de Janeiro sobre el concepto de la caída y del fracaso, en la que la artista colaboró con más de 30 artistas y activistas de Brasil, España, Argentina y EEUU. Corcuera presentará LA CAÍDA / A QUEDA junto a la cantante performer Lucía Santalices y el actor performer Cazzu Andrade, ambos de Rio de Janeiro. La artista española combina de forma única los procedimientos de la performance o arte de acción, del teatro físico, la danza experimental, el videoarte y el periodismo situado. Laura Corcuera es artista e investigadora asociada del Cículo de Bellas Artes de Madrid (2022-2024); desde 2020 su vida fluctúa entre Brasil y España.

«La caída» es una performance que investiga los fracasos contenidos (o no) en la acción radical de caer. A través de una dramaturgia que bebe del teatro físico experimental, la música, las artes plásticas y las audiovisuales –en un intento de reconciliar lenguajes artísticos históricamente separados o incluso enfrentados– el artista propone un viaje estético, personal y político, que muestra diferentes caídas de materiales, cuerpos, signos y metáforas en un viaje que oscila entre Europa y Abya Yala, entre España y Brasil.
Laura Corcuera estudia, a partir del gesto, la construcción semiótica de la caída como arquetipo del pensamiento occidental, vinculado a la culpa, al fracaso y la redención, un arquetipo exportado e impuesto con la colonización y perpetuado a través del capitalismo y el sistema cis-heteropatriarcal.

Dejarse caer y hacer caer. La Caída/A QUEDA de Laura Corcuera

Palmar Alvarez-Blanco, Carleton College, Minnesota, EEUU, febrero de 2024.

«Caer es un verbo rico en significados en la cultura popular; podemos caernos del guindo o del burro, caer en la cuenta de algo, caer por sorpresa o por ahí; caernos bien o mal; caer en gracia y en desgracia; se nos puede caer el alma a los pies o podemos caer de pie como los gatos. En el último trabajo de la artista Laura Corcuera, se conjuran muchos de estos sentidos y significados y en esa confluencia asoman algunas preguntas que quiero recoger aquí. ¿Qué tiene que ver la caída con este momento de crisis sistémica que nos atraviesa? ¿De qué manera las personas creadoras participan de este momento? ¿Cuáles son las limitaciones y los desafíos a los que se enfrentan desde el ámbito de la creación?

Si en Humanimals Corcuera reflexionaba sobre la distinción humana a partir del análisis de un estado de conciencia que capacita para la vida ética; en Operación Legazpix Corcuera invitó a los asistentes a reflexionar sobre la selección, archivo y legado de acontecimientos para la construcción de una memoria pública y colectiva. En este trabajo, Corcuera aborda la Historia oficial como otra narrativa más que es preciso desarmar si lo que se pretende es intervenir un sistema que ya no representa ni los derechos del ser cualquiera ni los del planeta.

En ambos casos, las creaciones performáticas de Corcuera literalmente invitan al testigo a caer en la cuenta de los relatos desplegados y a participar del quehacer creativo mismo más allá del tiempo de la representación. Llevar a cabo esta compleja actividad compromete no solo a un complejo trabajo de encarnación de una consciencia crítica sino también a una autonomía de criterio y de bolsillo que pocos trabajadores de la cultura aceptan.

En este último trabajo de La Caída/ A QUEDA volvemos a escuchar el rumor de algunas de las preguntas que Corcuera se viene haciendo en trabajos anteriores a propósito del quehacer creativo y de la fabricación de la Historia. A diferencia de sus otras performances, en esta ocasión Corcuera aviva el debate público deteniendo la mirada en los débitos del imperialismo colonial. En concreto, La Caída invita a pensar sobre el peso ideológico que algunos mitos fundacionales capitalistas coloniales siguen teniendo en la redistribución del poder y del privilegio en el presente. Com el cuerpo en el centro de la acción, y una lectura final del Manifiesto de La Caída, Corcuera nos van dando materiales con los que pensar lo urgente de hacer cuentas justas con la Historia oficial. De ello, nos explica la artista, depende el destino de la vida en común y en el planeta.

Dejarse caer a veces es preciso para que se abra un escenario de posibilidad y de renovación de un sujeto que recobra la consciencia de su ser en proceso y de sus relaciones humanas inter y ecodependientes. La Caída es un espacio por donde puede asomar la voluntad de la que dependen los siguientes pasos, porque no solo de conocimiento se alimenta la acción. Les aseguro que esta experiencia abrirá su campo de visión en un ejercicio de señalamiento de injustas dolencias que, siendo antiguas, se tornaron crónicas. Si su ciudad es una de las elegidas, déjese caer por allí. Quién sabe, quizá gracias al poder del arte se opere en usted ese milagro de la recreación».